lunes, 27 de junio de 2016

Viaje a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Es momento de contar el viaje más largo que he hecho hasta ahora...

Viaje de Ida

Con mi pareja nos fuimos unos días a Capital Federal a visitar familiares y amigos y hacer algunas compras. También era una buena oportunidad para ir en nuestro propio auto (en todos mis viajes anteriores conducía otro, sea padre, piloto de avión o chófer de autobús).
Salimos de Neuquén a las 5 de la mañana con tanque lleno, con todos los contadores de la computadora puesto a cero, el GPS y la clara intención de respetar todas las normas de transito (esto es, velocidad máxima de 110 Km/hs. la mayor parte del camino). Aunque yo transportaba sólo una valija y portafolio (también aprovechamos para algunas gestiones de trabajo), mi pareja se encargo de llenar el resto del baúl de cosas. Por suerte, todo entro y sobró espacio.
El Agile tuvo un excelente desempeño. Por prevención teníamos programados dos paradas para cargar combustible (una en Santa Rosa, provincia de la Pampa y la segunda en la provincia de Buenos Aires, ya no recuerdo dónde), aún así realizamos más paradas rápidas para el uso de sanitarios, tomar café y otras cosas.
El smartphone con su GPS y muchas de horas de música almacenada fue el gran compañero y guía (sin lo cual, dudo que hubiese llegado a Buenos Aires) y el control crucero fue el otro gran compañero.
He estado utilizando mucho más la realización de sobrepasos en cuarta o, en pocas palabras, con un cambio menos del correspondiente. El resultado es mucho mayor aceleración y la realización más rápida de sobrepasos.
Esto último termino siendo cada vez más importante a medida que nos acercábamos a Capital Federal. Cometimos el error de llegar a esta zona en coincidencia de la hora pico por lo que el transito fue una locura. Especialmente complicado en ciudades como Chivilcoy. Fueron más de 100 Km. sobre una ruta de un único carril por mano con cientos de camiones que viajaban a menos de 40 Km/hs. y cientos de automóviles tratando de sobrepasarlos (yo inclusive). La seguridad es lo primero por lo que no corrí peligro en ninguno de los sobrepasos, pero se terminaban haciendo muy finos. Era ir detrás de un camión a 40 y, cuando se viera la oportunidad, acelerar al máximo y realizar el sobrepaso conservando (en este caso la tercera), luego volver a meterse rápidamente en el carril propio.
Luego ingresé a Capital Federal por el Oeste con ese maravilloso sistema de autopistas de alta velocidad. Era mi primera vez en este sistema pero, GPS de por medio, pude viajar sin problemas. No sabía que aquí la velocidad máxima alcanzaba los 130 Km/hs. el transito no permitía ir tan rápido.
Impactante para mí es que al salir de Neuquén a las 5 el GPS de mi smartphone (Google Navigation para ser precisos) afirmaba que llegaría a las 19 horas. Y así termino sucediendo. Tarde sólo cinco minutos más de lo que marco el GPS a pesar del transito en la hora pico, todas las paradas en sanitarios y estaciones de servicio, etc.
Finalmente, tenemos el consumo. No viaje a 90 Km/hs. sino lo más cerca de la máxima legalmente permitida, es decir, 110 Km/s. La mayor parte del tiempo con el control crucero activado y, salvo al final, básicamente siendo el único automóvil en esa larga y monótona recta que separa a Neuquén de Capital Federal. Aunque no alcance a registrar los consumos, la velocidad promedio alcanzo los casí 100 Km/hs (creo que eran unos 96 Km/hs) y el consumo supero los 13 Km/l. (no se si llego casi a 14 Km/l). Estos valores cayeron sensiblemente producto de la congestión del ingreso a Capital. Si hubiese querido podría haberme saltado una de las cargas de combustible y llegue al hotel de San Telmo con más de medio tanque disponible.
Viajar a velocidades reglamentarias con el control crucero y escuchando música ayuda mucho a disfrutar el viaje. Tomar mates, comer algo y conversar con mi pareja, con la cual nos turnamos al volante.

Conducir en la Ciudad Capital

Como es de imaginar, es todo un proceso de aprendizaje para mí conducir en esta ciudad con mucho transito y grandes avenidas y autopistas.
En todos los casos el teléfono con GPS fue el compañero vital. Debido a mi falta de costumbre, no escuche música aquí. La única función del estéreo fue reproducir las indicaciones del GPS.
Aquí hay que distinguir lo que es transitar por la ciudad de lo que es transitar por autopista.
En la ciudad las velocidades son mucho más reducidas, especialmente en las pequeñas callejuelas de Buenos Aires, y los edificios parecen bloquear mucho el GPS. El resultado es que este me daba muchas indicaciones cuando esta encima de la curva, en vez de hacerlo con anticipación.
También tuve problemas para encontrar señal al comenzar el día. Generalmente tenía que acercarme a la esquina de Chacabuco e Independencia (el hotel estaba sobre Chacabuco) para que mi GPS recibiera mejor señal y pudiera decirme donde estoy calcular la ruta de mi destino. Esto generalmente llevaba varios minutos.
Dejando estos detalles de lado, transitar por la ciudad de Buenos Aires no represento para mí mayor misterio que el conducir en Neuquén. La única excepción fue el día que el GPS me entrego en la Av. 9 de Julio en plena hora pico. Para colmo, termine en uno de los carriles centrales. Fue muy lento y difícil ir pasándome de carriles en ese embotellamiento hasta quedar en el lateral que quería. Una vez que lo logre trate de mantenerme en el mismo todo lo que pude hasta que llego el momento de girar en la dirección que quería.
La lección es simple... hay que tener en cuenta las horas picos. Hay que tratar de conducir antes de la hora pico o después. Para este segundo caso es preferible pasar un par de horas en un café o shopping o alargar la visita al familiar o amigo antes de meterse en esa congestión. Una vez que finaliza la hora pico es mucho más fácil conducir.

Como decía recién, hay que hacer una distinción con las autopistas. Para mí grata sorpresa, es más fácil guiarse por las mismas de lo que imaginaba. Aún así, atravesé varios problemas, agravados por que la velocidad mínima no puede bajar de 50 o 60 Km/hs. y esto le da poco tiempo al novato para analizar la situación y tomar decisiones acertadas. Esto pago su precio, ya que casi todas las veces me perdí en el regreso al hotel.
¿Cuáles fueron los problemas? el primero y principal es que las indicaciones del GPS no coincidían en muchos casos con las indicaciones en las autopistas y/o tenía información desactualizada.
Ejemplo de indicaciones incorrecta fue la visita a mí madre en el bario San Cristobal. El GPS me decía "tome la bajada Pirulo (no recuerdo el nombre)" y el cartel de indicación decía "bajada Jujuy". Obviamente, me pase de largo y pasaron muchos kilómetros hasta que encontré la siguiente salida. Luego el GPS recomendaba tomar la autopista para regresar cuando ni mi pareja ni yo queríamos volver a vivir eso y queríamos ir más lento y seguro por debajo de la autopiasta. Tarde un buen rato en encontrar las opciones del GPS que me darían la ruta sin autopistas y, finalmente, un viaje de 10 minutos termino tardando una hora.
También enfrente situaciones de información desactualizada. Al llegar a Buenos Aires el GPS indicaba unas curvas que ya no existía y había sido remplazada por otra. Peor fue la situción al salir de Puerto Maderos. Aún no sé exactamente que hice mal y/o qué interprete mal de las indicaciones pero interprete del GPS que me pedía que gire a la izquierda en un lugar que era visiblemente contraamano. El resultado.... termine yendo para La Plata, pagando el primer peaje, dar la vuelta en ¿La Boca?, pagar nuevamente el peaje y regresar a Buenos Aires.
El último problema, también con las autopistas, es la carencia de carteleria con información suficiente. En muchos casos no hay carteles y/o, nuevamente, no coinciden con el GPS. Esto lleva a que en ocasiones uno no sabe si tomo el carril correcto o incorrecto hasta que es demasiado tarde.
El GPS volvió a sorprenderme el día que visite Quilmes y La Plata. Especialmente al regresar me indicaba que entre La Plata y el Hotel tendría exactamente una hora de viaje. Me volvió a tocar una hora pico con un par de accidentes por lo que gran parte del trayecto fue en primera. Aún así, increíblemente, llegue a la puerta del hotel una hora después de haber salido.
En síntesis, el GPS fue causa y solución de todos los problemas. Creo que sin GPS no podría haberme trasladado cómo lo hice. Planificar el viaje previamente en la Guía T ayuda pero uno no la puede tener tan presente cuando conduce a velocidades de 60 Km/hs. o más entre muchos autos. Buenos Aires es una cosa caminando y utilizando los transportes públicos como subtes, trenes, colectivos y taxis, y es una cosa muy diferente en automóvil.
Pero fueron los errores en la interpretación de las guías del GPS y/o sus incongruencias con la realidad la que me hicieron perder casi todos lo días. Errores que el GPS corrige inmediatamente realizando la redirección correspondiente y, salvo en la ocasión que me perdí una hora, el resto de las veces fueron pocos minutos de retraso.
A todo esto ¿y cómo se comporto el Agile? pues bien. No hay nada que decir respecto al auto. realizo su trabajo con un consumo muy contenido aunque bajando el promedio respecto a los 13 y pico que alcance en el viaje de ida.

El viaje de regreso

Volvimos a salir a las 5 de la mañana con el GPS indicando que llegaríamos a Neuquén a las 19 horas. Decidimos salir tan temprano para evitar la hora pico en Chivilcoy y fue la decisión correcta. Esta vez prácticamente no había ningún vehículo.
Estaba todo vacío así que en la autopista fui a los casi 130 Km/hs. de velocidad máxima permitida y todas las zonas donde me había encontrado congestiones en el pasado ahora estaban despejadas.
Como el viaje se presentaba tranquilo tome una decisión. Esta vez trataría de regresar mucho más rápido. Finalmente pise el acelerador y termine poniendo el control crucero a 130 Km/hs. Esta velocidad es rápida, por encima de la máxima reglamentaria en la mayor parte del territorio nacional pero, aún así, dentro de lo que es razonable con el Agile.
¿Qué consecuencias aparejo este cambio?
Primero, se disfruta menos de la música, la charla con mi pareja, etc. porque el auto es mucho más ruidoso.
Segundo, más positivo, un poco de adrenalina ayuda a mantener la atención en la larga, recta y monótona ruta que atraviesa la provincia de La Pampa.
Tercero, y lo que a todos le interesa, el GPS fue detectando el cambio e indico, con éxito, que terminaría llegando a las 18. Lo cual termino sucediendo. Llegue a mi casa a las 18:10 hs. Es decir, casi una hora menos de la estimación inicial.
Cuarto, y lo que todos temen, consumí mucho más combustible. Como recordarán, en el viaje de ida me marco más de 13 Km/l., cargue en dos estaciones de servicio sólo por prevención y llegue a destino con medio tanque de combustible. Ahora, al regreso, fue imprescindible cargar combustible en dos ocasiones y llegue a mi casa casi en rojo (la computadora afirmaba que podría hacer poco más de 100 Km más) cayendo el consumo a 12,4 Km/l (que termina siendo el promedio final de todo el viaje, desde que salí hasta ahora).
En pocas palabras, me ahorre una hora de viaje pero me gaste más de $ 100 extras en combustible. Y esto es finalmente el debate ¿el ahorro del tiempo obtenido compensa el gasto extra en combustible? En mi caso, la respuesta es no.

Conclusiones

Primero, el GPS es causa y solución de todos los problemas. Considero que es una herramienta imprescindible para estas situaciones. Pero también ayuda la experiencia. La primera vez que visite a mi madre me perdí, pero no volvió a suceder pues ya sabía que cuando el GPS me dijera Bajada X tenía que tomar la Bajada Jujuy. El último día en Buenos Aires no me perdí en ningún momento.
Segundo, como dije antes, el Agile es mucho más eficiente a velocidades reglamentarias (por debajo de 110 Km/hs). Si apretamos el acelerador ahorramos algo de tiempo al costo de una mayor consumo de combustible con la consecuente sangría en la alcancía.
Tercero, y por lo anterior, el Agile es muy agradable para viajar por las extensas rutas argentinas dentro de las velocidades reglamentarias. El control crucero hace la diferencia entre el estrés y el paseo. Esta pensado para viajar tranquilo y relajado escuchado música.
Cuarto, por primera vez el Agile fue sometido a una situación de mucha presión en la ruta, con aceleraciones y frenadas, etc. Una vez que uno se acostumbra al pequeño 1.4 del Agile y su caja de cambios de baja relación descubre que es perfectamente adecuado para la situación. Me gustarían algunos caballos extras pero el motor del Agile hace el trabajo a la vez de que mantiene el consumo de combustible (de hecho, es posiblemente el 1.4l 8v. más capaz del mercado).

Otro comentario

Con este viaje el Agile alcanzo los 20.000 Km. necesarios para su segundo service. Mañana le toca.
Luego escribiré sobre los problemas que encontré en el Agile hasta ahora y cuáles corrigen para mañana, o no.

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