domingo, 26 de junio de 2016

Un comentario y respuesta sobre educación y Conectar Igualdad

Tras mí último artículo sobre el programa Conectar Igualdad en Wintablet.info, abulafía comentó:
He seguido todos los capítulos muy interesado. Un gran trabajo Quique. Muchas gracias por toda la información. 
El proyecto es enorme y, como no podía ser de otra forma, ahora la pelota está en manos de los docentes y de los alumnos. 
En España no hay nada a nivel nacional, pero sí proyectos lanzados por las distintas comunidadesa autónomas, los ayuntamientos o algunos centros educativos concretos y, siendo así, es difícil que haya un patrón común en nada (hardware, software, usos, etc…). No obstante, no hay que olvidar nunca que estamos hablando de herramientas para conseguir unos fines educativos que son el objetivo principal. Y, en cualquier caso, como te decía, aquí el mayor o menor éxito de estas iniciativas ha tenido que ver casi en su totalidad con la implicación o no de los docentes en el uso habitual de estas herramientas. 
Me gustaría dejar una reflexión personal que tiene que ver el asunto y ver qué opináis los demás:

Conozco el caso de un profesor de secundaria/bachiller que utiliza a diario los equipos en sus clases, elabora material de estudio y de examen con ellos, potencia el correo electrónico para la entrega de trabajos por parte de los alumnos, fomenta la realización de las tareas grupales usando herramientas en la nube para su elaboración e Internet como herramienta de investigación documental, pide a sus alumnos que expongan sus trabajos mediante presentaciones en clase y los publiquen en la web, mantiene dos blogs (uno por cada nivel educativo o curso que imparte) en los que se puede acceder al material de estudio de su asignatura, enlaces a recursos de terceros relacionados, video-tutoriales realizados por el mismo con los contenidos de las clases que le parecen más importantes, e incluso una agenda diaria que pueden consultar los alumnos (y sus padres) con las tareas que se hayan encomendado para resolver en casa y las fechas de entrega que deben cumplirse. 
En el mismo curso que ese docente, hay otro profesor de la misma asignatura que imparte clases a otro grupo de alumnos. Este segundo docente no usa los equipos para nada. Sus apuntes siguen siendo el libro de texto del curso y fotocopias como material añadido. Los trabajos encargados se hacen y se presentan en papel. Las labores grupales requieren que los alumnos se repartan las tareas y las elaboren por separado para, posteriormente, reunirse y elaborar con cada parte el material definitivo de forma común. La agenda escolar con sus tareas sigue siendo la tradicional agenda de papel. La atención a los alumnos y padres de alumnos sigue siendo la tutoría presencial en el colegio y en los horarios establecidos. 
Aquí va mi reflexión: 
Se ha observado que los resultados académicos de los alumnos en esa asignatura son más altos en el caso del profesor tradicional. Mi opinión es que el uso de las herrmientas informáticas crea algo de “dispersión” en los alumnos de primer docente, es decir, que tienen que trabajar los contenidos de la asignatura añadiendo a eso los conocimientos necesarios para el uso de las herramientas informáticas. Las me preguntas que me hago (y les hago a profesores y padres cuando puedo charlas con algunios) son: ¿Se está valorando todo el aprendizaje conseguido en cuanto al uso de la herrmientas informáticas? ¿Es bueno que los alumnos aprendan el uso de estas herramientas informáticas aplicadas dentro de las distintas asignaturas, o se debería incluir una asignatura de informática específica y liberar al resto de profesores de su enseñanza? ¿Qué consecuencias podría acarrear a un alumno del docente tradicional tener una buena calificación en su asignatura pero no poder competir en conocomientos sobre herramientas informáticas con cualquier alumno del otro profesor? ¿Qué consecuencias le acarrearía a un alunmo del profesor “moderno” ver reducida su calificación en la signatura aunque, a cambio, esté obteniendo conocimientos sobre el uso de herramientas informáticas? Parte de mi trabajo es docente y, aunque mis alumnos no son niños salvo en contadas ocasiones, uno no deja de preguntarse por cosas como estas a diario y de charlar con profesionales de la enseñanza y padres de alumnos sobre el tema. Al final, no parece haber todavía un consenso claro (o al menos, yo no lo he percibido en esas charlas) ¿Qué pensaís los demás? 
PD: por otro lado me sigue pareciendo ridículo que en nuestro sistema de enseñanza (en España) sigan existiendo comportamientos absurdos. Por ejemplo, que no haya una asignatura de “técnicas de estudio” que tenga carácter troncal dada su importancia (¿a alguien le parece normal decirles a los niños lo que deben aprender pero no decirles cómo?); o, por ejemplo, que algunos profesores exijan a los alumnos la entrega de trabajos en formatos específícos como “PowerPoint”, sin que los niños hayan recibido formación sobre la herramienta y, además, se piense que todos pueden disponer de acceso a un ordenador con “PowerPoint” instalado con la misma facilidad.
Ante todo, gracias.

Lo que plantea son desafíos. Y como todos desafío, no existe una respuesta clara. La sabremos, quizás, dentro de dos décadas, cuando algunas de estas cuestiones se reflejen en la práctica.

Yo no soy docente. O, mejor dicho, no soy docente de tiempo completo y, menos que menos, de niños y adolescentes. Así que opino como un ciudadano común.

Creo que ha planteado varios puntos de debate. El primero, sobre los docentes.
Mis mejores docentes fueron también los más exigentes. No necesariamente los más “modernos”. Muchas veces todo lo contrario. Así que, independientemente de la tecnología, lo importante es la “calidad” del docente. Y lo pongo entre comillas porque es algo difícil de definir. Casualmente, mi mejor docente de secundaria era una de la “vieja escuela” que nos obligaba a ponernos a todos de píe para saludarla al ingresar al aula (algo que sólo ella hacia), finalmente sus enseñanzas fueron las que me resultaron más útiles en la universidad, incluso en años avanzados. La exigencia que nos imponía para mí tiene mucho que ver con la calidad, independientemente de la tecnología.
Vale aclarar que en Argentina que un docente no adopte las nuevas tecnologías no apareja una sanción. Conserva sus empleos y, de hecho, por antigüedad puede tener más puntaje que otros docentes más jovenes y tecnológicos y termina teniendo preferencia en los concursos de cargos docentes. En el caso de Argentina, por tanto, un docente no-tecnológico puede continuar dando sus clases de la manera tradicional si así lo prefiere.
La capacitación de los docentes en nuevas tecnologías tiene que pasar, necesariamente, por obligarlos a asistir a cursos de capacitación vinculados a estas nuevas tecnologías, por un lado; y que el contenido de dichas capacitaciones los seduzcan lo suficiente como para que lo consideren incorporar a clases, por otro lado. Si no los seducen, por más que los obliguen a asistir a jornadas de capacitación, no terminan incorporando la tecnología al aula.
Mi sensación es que muchos docente que se encuentra a todos sus alumnos con netbook y celulares se terminan viendo tentados ellos mismos a aprender y ver qué puede aplicar. Pero sé de docentes que no lo usan en absoluto, prefieren los modos tradicionales. Se respeta eso.

Creo que el otro punto que planeas es respecto a lo de brindar clases de tecnologías en materias específicas o como parte del aula. Yo pienso que la primera forma no ha servido y que lo realmente bueno es incorporar la tecnología al aula. Y voy a usar la tecnología en su sentido más amplio. Conozco un docente que invento un juego para enseñarles un contenido a sus alumnos. A ese docente le funcionaba muy bien porque los alumnos incorporaban el conocimiento. Muchos años después conocí un ex alumno de ese docente que, a su vez, se había transformado en docente. Me contaba que había incorporado ese juego a su propias clases. Había incorporado la “tecnología” porque funcionaba.
Mi sensación es que los alumnos incorporan las tecnologías cuando las utilizan en algo concreto. Y no las incorporan cuando ven específicamente esa tecnología, pero sin tenerlo asociado a un uso práctico concreto. Para mí ese uso concreto o práctico tiene que ver con la materia que están estudiando.
El ejemplo que se me viene a la mente. En donde vivo es común que se den clases de mecanografías. Es una materia específica. Los alumnos se aburren durante esas clases y, luego, no usan esa práctica adquirida para escribir los trabajos prácticos o tareas de las otras materias. Por una historia larga, yo era, casualmente, una de las raras excepciones donde terminaba utilizando la maquina de escribir en todas las materias donde había que escribir algo. El resultado es que soy un mecanógrafo excelente y eso me ha permitido ser más productivo en la vida profesional. La mayoría de las personas de mi generación, que también asistieron a esas clases, continúan escribiendo lentamente con dos dedos.
Tener una materia específica en una tecnología no contribuye, necesariamente, a que el alumno aprenda a utilizar y aplicar dicha tecnología no sólo en otras materias, sino en su vida.
Hoy tenemos muchas personas, de todas las edades, que saben utilizar muy bien las redes sociales pero no saben hacer trabajos básicos de ofimática. No creo que recibir clases específicas de ofimática resuelva esto. Estoy seguro de que si en las clases de lengua y matemáticas, por ejemplo, tuvieran algunas tareas que hacer con herramientas ofimáticas, terminarían aprendiendo y usandolo en práctica.
Estoy convencido de que la tecnología, cualquier sea, tiene que ser utilizada dentro del aula como herramientas del proceso educativo que se esta desarrollando para que, en el proceso, el alumno también aprenda a utilizar dicha tecnología. Quizás no termine siendo un usuario avanzado de maquina de escribir o de un procesador de textos (lo cual puede requerir clases específicas), pero terminará utilizando la herramienta en la solución de problemas concretos.

Lo que usted plantea me recuerda un tercer tema. La enseñanza de las “bases”. Muchas veces, cuando aprendemos algo con una tecnología, nos olvidamos que también podemos hacer esas cosas sin dicha tecnología. No es imprescindible una calculadora para sumar, restar, multiplicar y dividir. No es imprescindible una aplicación CAD para diseñar, también se puede hacer con hoja, regla y lápiz.
Todos caemos en esto. Recientemente RALF me contaba que planifico el diseño de una habitación con un plano de papel y utilizando papeles recortados para simbolizar las mesas, sillas, etc. Una solución de vieja tecnología que termina siendo muy rápida y efectiva. Si no me lo decía nunca se me hubiese ocurrido que podría hacer algo así sin una computadora con una aplicación CAD. Yo hubiese intentado hacer algo parecido tardando una eternidad con Paint. Yo creía, erróneamente, que necesitaba una computadora sí, o sí.
Si nos olvidamos de las bases, perdemos mucho.

Un último comentario que usted hace se refiere al acceso a la tecnología. Me parece obvio que el docente tiene que adaptarse a los recursos que tienen sus alumnos. No se les puede exigir a los alumnos una presentación de PowerPoint si no esta seguro de que tenga acceso a dicha tecnología. Se debe recurrir al mínimo común denominador, grandes hojas escritas con marcadores, por ejemplo.
El programa que ha formado parte de esta serie pretende, a mi modo de ver, mejorar ese “mínimo común denominador” en lo que a tecnología informática se refiere y, no menor, a lo que a bibliografía se refiere (esta última estaba disponible más en forma declarativa que real, así que este programa mejora esto).




No hay comentarios:

Publicar un comentario