Continuando con la revisión diaria, hoy le toca a la caja de cambio.
Aquí hay dos temas. El primero, pienso que es una de las cuestiones más personales que existen. No hay dos marcas que fabriquen cajas de cambio con las mismas sensaciones, más bien, cada marca tiene una caja de cambio con su propia personalidad. Personalidad de la caja que termina siendo tenida en cuenta por los consumidores.
Por ejemplo, las cajas de Ford generalmente son "blandas". Es como que los cambios entraran solos, una caja suave y agradable que invita a disfrutar de un sedán. Las cajas de cambios de Peugeot, en cambio, tienden a ser más "duras". Es como que hay que poner los cambios con mucha precisión, sino es como que se traban. En el proceso invitan a una conducción más "deportiva".
El Agile es el primer Chevrolet que tengo el placer de conducir y estaba intrigado sobre su personalidad. Debo decir que mi ideal se encuentra en Ford porque me gusta todo lo que me haga sentir que viajo relajado. Pero conozco personas que eso les aburre, quieren sentirse en un vehículos de carreras, por más que nunca superen los 100 Km/hs.
En fin, grata fue mi sorpresa de encontrarme que la caja de cambios del Agile es lo más parecido a la caja de cambios de Ford. Se siente blanda y suave. Los cambios entran con suavidad. Para mí, esto aporta mucho a la experiencia de conducir un "camioncito urbano".
El segundo tema, totalmente independiente del anterior, se refieren al funcionamiento propiamente dicho de la caja. En pocas palabras ¿funciona cómo debiera o tiene alguna falla? es una cuestión que me tenía muy preocupado debido a los múltiples foristas que han informado que los cambios, especialmente la segunda, se salen y que hay que aprender a colocarla hasta el fondo para no tener problemas.
Pues bien, hasta ahora en mi caso particular, y con sólo 300 Km. recorridos durante la primera semana, no he notado nada particularmente raro o anormal. No he tenido absolutamente ningún problema. Todos los cambios entran al primer movimiento y nunca se salen.´
La únicas excepciones son al poner, de vez en cuando, primera o reversa porque los dientes no terminan de engranar bien. Pero esto es un problema inherente a toda caja de cambio manual. Como siempre ha sido y será, la solución pasa por regresa a punto muerto y volver a intentar poner el cambio deseado por segunda vez; o se pasa a otro cambio, se regresa al punto muerto y se vuelve a intentar poner el cambio que realmente deseamos. Seguramente este problema pasará al recuerdo a medida que las cajas de cambio automáticas se vayan haciendo más populares (yo espero ese momento).
En otro orden de cosas, quisiera mencionar otros dos aspectos más de la caja de cambios.
La primera cosa a mencionar es el famoso botón para accionar la marcha atrás. La verdad que creía que sería mucho más complejo de usar. Recuerdo cuando leía las primeras revisiones que se conocieron del Agile donde un periodista afirmaba que tenía que poner el brazo en una posición especial para poder activar el botón y poner la marcha atrás. A mí no me ha pasado nada de eso.
La segunda cosa tiene que ver con el "acelerador electrónico" (no conozco el término exacto). Desde pequeño aprendí que tanto para poner primera como para poner reversa hay que aprender a coordinar el embrague con el acelerador. Si no acelerábamos lo suficiente y a la velocidad adecuada, el vehículo podía cabecear y/o detenerse. Si acelerábamos demasiado el vehículo tendía a picar gastando los neumáticos. En ambos casos, el embrague y demás componentes del vehículo tienden a gastarse más rápidamente. Por otro lado, esa delicada coordinación entre embrague y acelerador tenía que ser muy precisa al momento de estacionar.
Procedimientos que la mayoría aprendemos con mucha práctica y, con el tiempo, termina siendo tan intuitivo como respirar. Aún así, nunca es perfecto.
Pues bien, esta práctica esta en peligro de extinción. Hoy en día el "acelerador electrónico" hace el trabajo por uno. Solo hay que preocuparse por soltar el embrague y el acelerador automáticamente acelera el vehículo lo justo y necesario. Una vez que el embrague se soltó del todo puede procederse a apretar el acelerador. Lo bueno de esto es que como el acelerador se activa lo justo y necesario se minimiza el desgaste del embrague y demás piezas asociadas y, también, se minimiza el consumo de combustible.
Yo tuve conocimiento de esta característica sólo muy recientemente y esta representando un proceso de "desaprender lo aprendido" y reaprender. El Agile es, de hecho, el primer vehículo que he manejado donde esta característica funciona perfectamente (la VW Saveiro de mi familia y el Focus de mi trabajo tienen esta característica pero cuando yo comencé a usarla parece haberse "gastado").
Lo que he notado, en este proceso de reaprendizaje personal, es que las salidas desde los semáforos terminan siendo algo más lentas pero también mucho más suaves y silenciosas. Se termina disfrutando salir así. Igualmente, lo mejor es a la hora de estacionar. Al tener que utilizar sólo el embrague y dejar el resto del trabajo al acelerador electrónico se termina teniendo más control sobre la maniobra de estacionar. Una operación siempre lenta y de precisión es ahora aún más precisa.
En fin, estoy feliz con estas mejoras en la "manejabilidad" que incorpora el Agile.
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