lunes, 20 de junio de 2016

Camioncito. Pueda dos

Una de las cosas que más me gustan del Agile es su gran y flexible espacio interior tanto para personas como para cargas. Su gran puerta trasera casi vertical permite ingresar objetos voluminosos en su gran baúl y, si eso no es suficiente, se pueden rebatir todos los asientos (incluyendo el del acompañante) para contar con un espacio de carga aún mayor. Espacio interior que no existe en otros vehículos de su categoría. 

Flexibiliad inexistente en un sedán. Hay que mirar hacía el caro Honda Fit o monovolumenes como la Meriva para encontrar espacios con una flexibilidad igual o superior.

Todo esto era una hermosa teoría pero nunca lo había puesto en práctica... hasta la semana pasada. En mi viaje a San Martín de los Andes me sobro espacio en el generoso baúl para trasladar todo lo que necesitaba. Aunque fue una prueba de la capacidad de su baúl, no era una verdadera prueba del "camioncito".Por suerte, la primera prueba de verdad fue la semana pasada. Tuve que ayudar a un técnico a transportar 9 computadoras de escritorios con sus correspondientes monitores de tubo, cables, herramientas, etc. Abrí el baúl, quite la luneta trasera, quite los apoyacabezas de los asientos traseros (ya que lo recomienda el manual) y rebatí todos los asientos traseros. Los apoyacabezas y la luneta los puse en los apoya-pies de los asientos traseros.Esto me brindo todo el espacio que necesitaba para almacenar en su interior todo lo que necesitaba y... sobró espacio. Las puertas de atrás son razonablemente amplias y y se abren casi 90°, por lo que también facilitaron ingresar objetos por las mismas y acomodar fácilmente todas las cosas.Una vez que terminamos de cargar todo cerramos las puertas y el baúl, el técnico y yo nos sentamos en los asientos delanteros y emprendimos el viaje.


Como era mucho peso y era frágil preferí trasladarme lentamente. Creo que no superé nunca los 30 Km/hs. La blanda suspensión también ayudo a que la carga se zarandé poco.Luego del breve viaje de transporte llegamos al destino, descargamos todas las cosas, volví a colocar los asientos en sus lugares con sus correspondientes apoyacabezas, poner la luneta, etc. y fin de la historia. El auto estaba tan bien como siempre. No he notado ningún problema, sea rayón, rotura o cualquier otra cosa.


Si hubiese tenido que hacer esto mismo en un sedán, un auto chico o un auto con una puerta de baúl más "aerodinámica" (como muchos otros hatchaback) seguramente hubiese requerido dos viajes o más. Con el Agile vasto uno sólo.


Lo único que me hubiese gustado, obviamente, es el botón de apertura del baúl para no verme obligado a usar la llave. 


No puedo evitar finalizar este pequeño post pidiendo disculpas por la prueba dos. La misma no es todo lo exigente que debiera... aún no rebatí nunca el asiento del acompañante. En otras palabra, aunque con baúles más pequeños, lo que hice con mi Agile LT también lo podría haber hecho con un Sandero, un Fox y un Agile LS.Aún falta realizar esa pequeña gran prueba que supuestamente diferencia a los Agile LT y LTZ de la mayoría de sus competidores: el poder transportar en su interior objetos de casi tres metros de largo rebatiendo el asiento del acompañante.Y esto también llama a la reflexión, la mayoría de las empresas no proporcionan esta opción por el simple hecho de que casi nunca, o nunca, se utiliza. Una de las cosas que me atraían del Agile era sus capacidades como camioncito pero, curiosamente, es una de las virtudes que menos utilizo.No me arrepiento del Agile, cada vez estoy más contento. Mi primera conclusión es, en realidad, que yo no termino necesitando un monovolumen. Un hatchaback como el Agile termina siendo más acorde a mis necesidades.

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